En una edición especial de El Gráfico afirmó: “El partido que más recuerdo como jugador fue la final contra Holanda. Después del partido nos fuimos al Sheraton y de ahí a José C. Paz a buscar la ropa. En la concentración no teníamos plata y debíamos ir con (Mario) Kempes y el Loco (Daniel) Killer a Rosario. Kempes llevaba un botín de oro por ser el goleador y cuando paramos a cargar nafta le dije: ‘Si no nos alcanza, dejales el botín que después se lo venimos a retirar con plata’”. Cuatro años más tarde, en pleno Mundial de España, Passarella y Maradona le sugirieron en sorna que cuando el “Tolo” tuviera 40 años iba a ser el jardinero de sus quintas. “Ojo, no vaya a ser cosa que sea al revés”, les retrucó el volante central con picardía.