Acorralado por el peso de las protestas y la convocatoria de una huelga general por parte de los sindicatos, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, pospuso la polémica reforma judicial que impulsa su gobierno, aunque no la desechó por completo. Netanyahu anunció que la segunda y tercera lectura de la reforma se aplazaba a la próxima sesión parlamentaria que se abrirá tras las vacaciones de la Pascua judía, del 5 al 13 de abril, cediendo así en parte a las exigencias de los dirigentes opositores y la ciudadanía que copó las calles. "Cuando es posible impedir una guerra civil mediante el diálogo, yo, como primer ministro, me tomo un tiempo para negociar", declaró Netanyahu en una esperada intervención televisada. El presidente Isaac Herzog, quien horas antes había pedido la suspensión "inmediata" de la reforma, celebró el anuncio para "apagar fuegos" e incluso se ofreció a mediar, aunque no conformó a los grupos convocantes de las protestas, las mayores en la historia de Israel.