“Corría la década de 1950 y la dictadura portuguesa bajo el liderazgo de Oliveira Salazar continuaba”, explica Carneiro la génesis de su film. “Durante ese período, las condiciones de vida eran difíciles, como se ve reflejado en la célebre frase de Salazar: ‘Los libraré de la guerra, pero no los libraré del hambre’. Es por ello y por la falta de libertad que un gran porcentaje de la población acabó buscando nuevos horizontes, emigrando al norte: Francia, Suiza, Luxemburgo, Alemania, etcétera. El emigrante portugués empezó a tener una vida difícil, con malas condiciones de vivienda, protección social insuficiente y falta de acceso a la salud. Desde pequeño tuve contacto directo con personas que emigraron, a través de mi familia (un tío en Suiza, una tía en Francia), amigos o vecinos. Traté de encontrar respuestas a las preguntas que me hacía incluso cuando era niño, durante las vacaciones de verano en el pueblo de mis abuelos. En las fiestas tradicionales del pueblo, recuerdo el regreso de los emigrados como imaginaciones infantiles, ligadas al estereotipo de gente rica con increíbles autos de alta gama. Esta película pretende mostrar la materialización de la emigración en el vehículo: el simbolismo de una vida exitosa. Con esta propuesta centrada en un objeto, pretendo explorar la realidad, el significado del vehículo más allá de lo imaginado: el amor al trofeo. Intento encontrar legitimidad en ese objeto de adoración, brillo, provocación, representación de un reclamo, aceptación”.