Para hablar del estreno de Black is Beltza II: Ainhoa, una autentica rareza en la cartelera nacional, es necesario presentar a su director, el vasco Fermín Muguruza, reconocido dentro del rock y el punk, pero tal vez no tanto fuera de esas áreas. Se trata de uno de los fundadores de Kortatu, banda fundamental del rock radikal vasco, movimiento surgido en la España posfranquista de los ’80, de base punk, rabiosamente político y cercano a las corrientes independentistas que tenían a la ETA como exponente más visible. En los ’90 crea Negu Gorriak, banda de perfil musical aún más amplio, pero de identidad política similar. Ya en el siglo XXI, Muguruza comenzó una carrera como cineasta que lo llevó a estrenar en 2018 Black is Beltza (ambas palabras significan negro, en inglés y en vasco), film de animación para adultos que a través del molde del thriller político traza un recorrido por los movimientos contraculturales y revolucionarios de los años ‘60. Secuela de esa película –que se encuentra disponible en Netflix—, Black is Beltza II: Ainhoa realiza una operación similar pero ambientada a mediados de la década de 1980.