La fama de Jordan Peele como cineasta creció mucho y muy rápido. En solo cinco años y a partir de su exitoso debut con ¡Huye! (2017), que le valió un Oscar como guionista, además de recibir otras tres nominaciones, incluyendo una para él como director, Peele se convirtió en uno de los más influyentes hombres de Hollywood. Y todo desde géneros considerados menores como el terror o el fantástico y con apenas dos películas. Gran parte de ese prestigio se debe a que sus trabajos no estaban exentos de filosos comentarios o lecturas políticas, vinculadas a la discriminación que sufre la comunidad negra en los Estados Unidos y al lugar al que sus miembros suelen estar relegados, en la base de la pirámide social. Y esa es una de las grandes diferencias que ¡Nop!, su tercera película, muestra en relación a aquellas otras (la segunda fue Nosotros, de 2019). No es que el asunto esté ausente y hay escenas donde esa incomodidad de ser negro en un país políticamente blanco se deja sentir con fuerza, pero no ocupa un lugar central. En ese sentido, ¡Nop! es la película en dónde lo fantástico se expresa de forma más libre dentro de la filmografía breve pero potente de Peele. Eso en parte se debe a que también es la más convencional de las tres en términos de estructura y la menos original en cuanto a lo estrictamente narrativo, aunque eso no la convierte ni en una película peor ni menos entretenida que las anteriores. Pero puede percibirse como un intento del director por salirse del gueto de la temática racial, para apuntarle a un público más amplio. Por eso puede decirse que, aun cuando los espacios protagónicos siguen siendo ocupados por personajes negros, interpretados por Daniel Kaluuya y Keke Palmer, e incluso los roles secundarios son representativos de distintas minorías (el actor coreano Steven Yeun y el latino Brandon Perea), ¡Nop! es la película más “blanca” de Peele.