Gastón Duprat y Mariano Cohn conforman una excepción en el panorama mayormente amable del cine de ficción argentino contemporáneo. Una excepcionalidad dada no necesariamente por la calidad de sus películas, sino por una apuesta constante por la incomodad generada por personajes que, de mínima, se erigen como criaturas despreciables y engreídas ocultas detrás de una fachada de civilidad y sofisticación culturosa. Así era el diseñador interpretado por Rafael Spregelburd en El hombre de al lado (2008), que veía en su flamante vecino (Daniel Araoz) cómo la barbarie asomaba por la ventana de la mansión platense construida por Le Corbusier donde vivía. También el escritor ganador del Nobel Daniel Mantovani (Oscar Martínez) en El ciudadano ilustre (2016), quien sentía su regreso al pueblo que lo vio nacer como un reencuentro con la animalidad más crasa de la había huido despavorido décadas atrás. Y así son los dos actores y la directora que encabezan la marquesina de la película cuya preproducción ocupa el centro narrativo de Competencia oficial, nueva colaboración de la dupla junto a su habitual guionista (y hermano de Gastón) Andrés Duprat.