“Lo que importa es el tempo”, dice Lydia Tár durante una entrevista con público, al estilo de las que en su momento hacía el conductor James Lipton con gente del mundo del cine. En su nueva película tras 16 años de ausencia (la anterior había sido Secretos íntimos/Little Children, de 2006), el realizador y guionista Todd Field hace honor al precepto de esta conductora de orquesta, famosa en el mundo entero y en condiciones, sin duda, de dar clases magistrales. Si un mérito tiene la puesta en escena de Field es la de mantener un tempo pausado, parejo y acompasado, incluso en los arrebatos pasionales de la protagonista sobre la tarima o durante su descomposición paulatina. Menos convincente resulta sin embargo el guion del propio Field (una de las seis nominaciones al Oscar de la película), que en lugar de concentrarse en una razón de la caída de Lydia se dispersa en varias, para derrumbarse definitivamente junto con la protagonista, a partir del momento en que tiene lugar un exabrupto dramático, que más que del personaje parece de la película en su conjunto.