El envión anímico que le imprimió el triunfo durante la semana por la Copa Libertadores, le permitió al técnico de Boca presentar un esquema ofensivo para recibir a Lanús por la Copa de la Liga. La sorpresa fue el planteo de Lanús, que se retrasó desde el comienzo y esperaba algún error de los jugadores locales. La propuesta del entrenador Almirón acostumbra a ser audaz, pero los movimientos de Lanús explicaban el motivo por el que se encuentra último en su zona. Boca se puso en ventaja rápido, a los cinco minutos, por un remate cruzado de Villa que encontró mal parado a Monetti. La primera aproximación de los visitantes se dio a los 23, cuando la defensa de Boca se abrió y le permitió a Aguirre rematar desde lejos. La jugada significó un momento clave en el desarrollo, debido a que Lanús se lanzó hacia adelante con mayor decisión. De esa manera llegó a la igualdad a través de Sand, luego de una definición que tuvo que ser analizada por el VAR, por una posible posición adelantada. Boca sintió el impacto de ese gol y comenzó a desdibujarse en el terreno. El dominio de la pelota ya no lo tenía como antes, los volantes habían perdido el anticipo frente a sus rivales. El tiempo fue pasando y las ideas no aparecían en Boca para poder llegar al desnivel. Los jugadores ofrecían jugadas individuales sin conexión con el resto, y todo se diluía cuando se acercaba al área rival. Lo que exhibió fue muy pobre para un plantel que tiene aspiraciones grandes.