“¿Hiciste tus cosas ‘de chica’?” La pregunta, en forma de gran eufemismo, la hace un hombre, cámara en mano. Ella, rubia, de ojos azules y aspecto glamoroso, semi vestida para la ocasión, responde que sí y, aunque nadie lo explicita, a esa altura el espectador ya sabe de qué se está hablando. La consulta no refiere ni al maquillaje, ni a los brillos, ni a la planchita para el pelo: la cuestión es la ducha vaginal y la enema de ocasión, prácticas indispensables para el buen resultado del producto final. El set de filmación es un dormitorio amueblado, posiblemente una casa de alquiler, y lo que está a punto de registrarse es una típica escena porno heterosexual del siglo XXI, de trama esquelética y directo a los bifes, aunque con las características de nicho diseñadas para una búsqueda sencilla en Internet: doble penetración interracial. El escueto diálogo forma parte de Pleasure, ópera prima de la realizadora sueca Ninja Thyberg, filmada en la meca del XXX, la ciudad de Los Ángeles y alrededores. Quien responde a la consulta protocolar es Bella Cherry, una chica nórdica recién llegada a los Estados Unidos cuyo mayor deseo es triunfar en el negocio audiovisual del sexo no simulado. Quien la interpretada es la actriz debutante Sofia Kappel, la única integrante del reparto que no forma parte del “entretenimiento para adultos” en la vida real. Estrenada hace más de un año en el Festival de Sundance, la película de Thyberg podrá verse en la plataforma Mubi a partir del próximo viernes 17, luego de recorrer muchos festivales y disfrutar de lanzamientos en salas de cine de todo el mundo. Una mirada franca y honesta sobre una industria que continúa siendo atacada a diestra y siniestra, muchas veces a partir de prejuicios sin demasiado sustento, pero que no deja de observar el costado menos luminoso del negocio.