Relato de crecimiento donde los adultos necesitan crecer tanto o más que los menores, C’mon C’mon tiene su acto central en Nueva York, donde tío y sobrino viajan ante la demora del regreso materno. Mills retrata la ciudad alejándose de la postal turística y mediante un blanco y negro que embadurna las imágenes con la nostalgia y tristeza existencial de Johnny, las mismas que se desprenden de los apuntes y reflexiones grabados en la soledad de su habitación a la manera de diario íntimo oral. Los juegos conjuntos de preguntas y respuestas son los síntomas más evidentes de que para ellos es más sencillo comunicarse a través del micrófono, aun cuando lo hagan cara a cara.