Ocho horas viendo, cuando el humo le dejaba abrir los ojos, cómo su vida se volvía ceniza, refugiada en el mar, protegida por unas rocas. Así logró sobrevivir Annelise Cochran al infierno vivido en Lahaina (Maui, Hawái), lanzándose al mar por instinto tras no haber recibido ningún mensaje de alerta.