La iniciativa fue resultado de un acuerdo logrado tras varios días de maratónicas negociaciones entre Biden y el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, del opositor Partido Republicano. Sin embargo, los términos del pacto logrado son rechazados por una gran cantidad de legisladores conservadores republicanos y también por un puñado de legisladores progresistas demócratas, lo que generaba dudas respecto de cómo podía salir la votación. McCarthy tuvo la dura tarea de convencer a la mayoría republicana de adoptar la nueva ley para que no parezca que depende de los representantes demócratas. La pretensión parecía más difícil de lo esperado porque la oposición en el seno del Partido Republicano parece estar superando el número de partidarios del expresidente Donald Trump en la Cámara. El proyecto de ley suspende el llamado techo de deuda hasta enero de 2025, lo suficiente para atravesar las próximas elecciones presidenciales del año que viene, en las que el actual mandatario busca su reelección. A cambio de lograr esta concesión, BIden aceptó la exigencia republicana de limitar algunos gastos con el fin de mantenerlos estables -excepto el militar- en 2024 y fijar su aumento a un 1% para 2025. También prevé una reducción de 10.000 millones de dólares en los fondos asignados al fisco para modernizar e intensificar los controles.