Debbie y Peter son mejores amigos, pero son tan distintos como el agua y el aceite. A ella le encanta la rutina que lleva con su hijo en Los Ángeles, y él brilla con el ritmo vibrante de Nueva York. Pero cuando intercambian sus casas —y estilos de vida— por una semana, ambos descubren que lo que pensaban que querían quizás no era lo que realmente necesitaban.