“Este Tribunal tiene la obligación procesal, ética, constitucional de absolver a Julio De Vido. Pero hemos perdido toda fe en el estado de derecho. No tenemos ninguna fe que este Tribunal nos escuche desde el lugar de la imparcialidad”. De esta manera, el defensor de Julio De Vido, Maximiliano Rusconi arrancó con dureza su alegado en el juicio por la obra pública en Santa Cruz. “¿Por qué estoy acá si no tengo fe? Porque es una obligación defender el estado de derecho, defender un sistema penal digno”. “¿En qué contexto nos defendemos? En el de la utilización política del sistema federal de justicia. Esto ha sucedido. Todos lo sabemos”, afirmó Rusconi. “Buena parte de la utilización política parte de seleccionar contra quién se va. En este caso, una sola provincia, un único empresario, un único tipo de obra pública. O sea, Santa Cruz, el grupo Austral y la obra vial. No quisieron molestar a nadie, a ningún otro empresario, otra provincia, otro tipo de obra pública. ¿A quién quieren engañar?”, desafió el letrado. “Y frente a ese direccionamiento, nosotros no especulamos, fuimos de frente -siguió Rusconi-. Por ejemplo, le preguntamos en forma directa a los testigos ¿Julio De Vido intervino?¿Le dio alguna instrucción? Eran preguntas de riesgo, porque el testigo podría haber contestado otra cosa. Pero la respuesta es que en este juicio a Julio De Vido no se lo nombró. ¿Por qué los fiscales ni siquiera preguntaron por Julio De Vido? ¿Por qué trataron de saltar rápido a otra cosa? La fiscalía no preguntó, no investigó nada. Y llegamos al día de hoy sin saber qué acción cometió el exministro. Cuáles fueron los hechos. Los fiscales fueron por las grandes palabras, los tipos penales, pero no dijeron nada de qué hecho concreto se le atribuye a De Vido”.