En la mira comienza describiendo un día en la Ciudad de Buenos Aires en el que, para variar, está todo mal. A los problemas endémicos, se suma un verano tórrido que trae aparejados un porcentaje de humedad que pegotea la piel, cortes de luz y caos de tránsito. Pero para Axel, que despierta como si viviera enfrascado en un mundo propio, el panorama pinta distinto. Con una novia a la que no quiere demasiado, el mensaje de una amante, acompañado con una foto alusiva y la promesa de una horita de lujuria en el almuerzo, asoma como el combustible para poner primera rumbo al call center céntrico donde trabaja. Es una jornada laboral muy parecida a otras tantas, con una sucesión de llamados de clientes enojados por el servicio de cable que brinda la empresa, hasta que deja de serlo.