El 20 de enero de 1942, altos jerarcas alemanes celebraron la conferencia de Wannsee, donde se le dio forma a la llamada “solución final”, implementada para “resolver” el “problema judío”. A las varias películas sobre el tema se suma ahora ésta, que inauguró la reciente edición argentina del Festival de Cine Alemán, y que tiene la peculiaridad de estar narrada como un documental de observación. A lo largo de casi dos horas y sabiendo que la impasibilidad multiplica el horror, el film dirigido por Matti Geschonneck se limita a observar las discusiones presididas por Reinhard Heidrich, jefe de la Oficina de Seguridad del Reich, sin agregar nada que no sea la transcripción de los protocolos de la reunión, que los obsesivos nazis registraron letra por letra y legaron a la posteridad, confiados seguramente en que el Imperio duraría mil años.