Entre el año 1930 y el día de su asesinato en 1961, Rafael Leónidas Trujillo, alias “El Chivo”, convirtió la vida del país caribeño en una ópera trágica protagonizada por un monstruo que no soportaba ninguna opinión en su contra, y mucho menos un “no” desde los labios de una mujer. Asesinatos planeados desde el poder, abusos y violencia de género, espectáculos artísticos y deportivos, y el control absoluto de los medios, fueron las herramientas que puso en práctica uno de los tiranos más grotescos que recuerda el siglo XX para controlar al pueblo. Solo unos pocos valientes arriesgaron su vida para enfrentarlo. Minerva Mirabal, apodada “La Mariposa”, fue una de ellos. Una mujer única, bella, culta y comprometida, cuya corta vida con un trágico desenlace aceleró el fin de la “fiesta del Chivo”.