La coyuntura sociocultural, con las mareas verdes feministas esparciéndose por todo el mundo, hizo que la industria audiovisual haya puesto su maquinaría al servicio de varias series y películas, tanto ficciones como documentales, con tramas que orbitan alrededor de las diferentes luchas de las mujeres. Luchas que van desde la legalización del aborto hasta el reclamo contra la violencia de género, pasando por la búsqueda de igualdad laboral –se sabe que las mujeres cobran menos que los hombres por un mismo trabajo– y un vínculo con el cuerpo liberado de tabúes y mandatos. Con paso por los festivales de Sundance, Berlín y Tribeca, Buena suerte, Leo Grande es parte de esa tendencia, abrazando este último tópico con sutileza y una bienvenida voluntad de entender antes que juzgar. Parafraseando el memorable discurso de Pino Solanas durante el primer tratamiento de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en el Senado, la película hace del goce no algo prohibido o pecaminoso, sino un derecho humano fundamental.