En la previa del partido, los jugadores y sobre todo los dirigentes, con Marcelo Tinelli y Matías Lammens a la cabeza, fueron silbados e insultados por los hinchas de San Lorenzo que fueron a la cancha a hacerse sentir su molestia por la muy mala situación deportiva, económica e institucional que atraviesa el club. Cuando el equipo se puso 2 a 0 en el primer tiempo, con los goles del colombiano Yeison Gordillo y el paraguayo Adam Bareiro, la queja y la reprobación dejaron paso al aliento esperanzado de la multitud. Pero, cuando en la segunda etapa, Platense igualó 2 a 2 por intermedio de Kevin Andrade y Braian Mansilla, reaparecieron la bronca y los estribillos amenazantes. El empate dejó a San Lorenzo en el mismo lugar donde estaba, con la hinchada pidiendo a los gritos que se vayan todos y no quede ni uno solo. Platense al menos pudo interrumpir una racha de seis derrotas consecutivas e irse con la certeza de que a falta de muchas otras cosas, hay carácter como para poder intentar la recuperación.