A los de Battaglia les salió bien la apuesta por la casaca amarilla, pero más importante fueron sus intenciones. Los de Gallardo merecieron algo más, pero el error de Armani y Pirez fue muy caro. Lo cierto es que en medio de tanto revuelo por la camiseta amarilla el partido lo ganó uno de azul, Agustín Rossi, protagonista central y, por lejos, el mejor de la cancha. Cuestionado en los últimos tiempos por algunos errores, el arquero de Boca la rompió. Salvó dos manos a mano con Julián Alvarez, respondió muy bien en remates de Barco en el primer tiempo y Quintero en el segundo, ganó siempre de arriba y puso la frutilla al postre cuando sacó un cabezazo de emboquillada de Palavecino. En esa jugada todo el mundo tuvo la sensación de que la pelota se metía, pero el arquero salvó el gol en una extraordinario vuelo hacia atrás. (Crédito: Liga Profesional de Fútbol)