Es muy probable que la palabra “Fletch” encienda los mecanismos de la memoria de más de un seguidor de la comedia. Y con razón: en 1985 fue el estreno de la película homónima, que adaptaba las aventuras del detective surgido de la serie de novelas escritas por Gregory Mcdonald. Con una secuela filmada cuatro años después, Fletch sirvió de plataforma para que Chevy Chase consolidara un arquetipo de personaje que venía construyendo desde Saturday Night Live. En esta nueva versión, que llegó unos días atrás a la plataforma Star+ con el título Confiesa, Fletch, quien se pone en la piel de Irwin Fletcher es Jon Hamm, cuyo porte galante y señorial es indisociable del Don Draper de Mad Men. Una elección de casting dudosa, si no fuera porque Hamm, antes de aquella serie, supo moverse como pez en el agua en la comedia, casi siempre encarnando criaturas elegantes y verba veloz que, sin embargo, escondían una personalidad ingenua. Dirigida y coguionada por un referente ineludible de la Nueva Comedia Americana como Greg Mottola -la serie Freaks and Geeks, los largos Supercool y Adventureland-, Confiesa, Fletch no presenta a un Hamm ingenuo. O sí, pero solo en apariencia, pues da la sensación de tener bajo control todas las situaciones que despliega este policial condimentado con una buena cantidad de pasos de comedia. La trama delictiva se plantea apenas comienza el film, cuando Fletch llega hasta un departamento alquilado y se encuentra con el cadáver de una señorita en el medio de comedor. Como si fuera la situación más normal del mundo, el tipo ni se inmuta y llama a la policía. La cara visible de la fuerza es el Inspector Morris Monroe (Roy Wood Jr.), que se preocupa tanto por la resolver el caso como por sus flamantes responsabilidades paternas. Responsabilidades que implican, entre otras cosas, llevar al bebé a la oficina, y enojarse con Fletch por hablar fuerte y despertarlo.