Diego Schwartzman encontró una salida justo a tiempo. Los resultados, ausentes durante casi toda la temporada, aparecieron en el momento indicado. Cuando la caída pudo haber sido catastrófica emergieron el coraje y el tenis del ex número ocho del mundo, nada menos que en Roland Garros. El Peque encadenó dos victorias en París para meterse en la tercera ronda: en el debut había remontado dos sets de desventaja ante el español el español Bernabé Zapata Miralles (38º) y este miércoles hizo lo propio ante el portugués Nuno Borges (80°), a quien derrotó por 7-6 (5), 6-4 y 6-3. En el próximo cruce lo espera el griego Stefanos Tsitsipas, el cinco del mundo, con quien tiene un historial de 2-3 en torneos oficiales. "Estoy feliz porque, con un poco de ritmo, se dio lo que me venía faltando. Pude jugar mejor que él en los puntos importantes. Ahora es pura felicidad. El ranking está en un segundo plano. Ya no soy un nene: tengo que dejar todo y disfrutar", deslizó el actual 95° del mundo.