Una buena parte del vecindario que rodea a la comunidad Los Pumitas de Empalme Graneros vivió ayer un verdadero día de furia: pasado el mediodía, luego del velatorio y entierro de Máximo Gerez, el niño de 11 años asesinado durante una balacera cuyos plomos iban destinados a una banda narco del barrio, un centenar de personas incendió una moto y derribó al menos tres viviendas que fueron apuntadas como lugares de venta de droga. La Policía asistió al lugar minutos después de que el sospechoso --un supuesto dealer de la banda de Los Salteños-- fuera apedreado y lastimado cuando salió a la terraza a amenazar a los manifestantes. El sospechoso de narco fue detenido por personal policial, junto a dos de sus hijos y a dos mujeres integrantes de la familia. El padre de Máximo resultó herido con postas de goma. Luis Gerez se encontraba también entre los vecinos enardecidos y al ser consultado sobre si el hombre que vive en ese domicilio atacado es narcotraficante y el culpable de la muerte de su hijo, afirmó: “Sí, es él”