Jean Moulin, líder de la Resistencia francesa, muere a los 44 años, después de haber sido brutalmente torturado por la Gestapo. No reveló ningún nombre y era llevado a Berlín cuando murió a la altura de Metz. Sus cenizas fueron inhumadas en el Panteón de París en una solemne ceremonia, en 1964, con la presencia del presidente Charles De Gaulle, y en la que el ministro de Cultura, el escritor André Malraux, lo despidió con un célebre discurso. Moulin había sido capturado en Lyon y el interrogatorio y las primeras torturas corrieron por cuenta del jefe local de la Gestapo: Klaus Barbie. El llamado “carnicero de Lyon” sería hallado en Bolivia y extraditado a Francia, donde lo condenaron a perpetua en 1987 por su rol en el Holocausto (ya lo habían sentenciado a muerte dos veces en ausencia por crímenes de guerra, pero los delitos prescribieron a los veinte años). El criminal murió en la cárcel, en 1991, a los 77 años.