Peteco Carabajal a pleno. Chacarera. Parejas que bailan como es típico, al borde del escenario. Efusividad en los ánimos, sí, pero un contexto que no se revela completo si no se contempla otra dimensión. La que dota a la primera edición del Festival de las Culturas del Norte Grande de su singularidad. La que pensó durante muchos años Joselo Schuap, ministro de cultura de la provincia de Misiones: básicamente, plantear un encuentro que se desmarque de la norma festivalera. Que devenga tan equidistante de la idea de “festival nacional” que en cierto sentido implica el señero de Cosquín, como de los “muy regionales”, cuyo foco radica en refugiarse en una identidad homogénea, de pago chico.