En el comienzo de la serie, la chispeante Sam y su esposo (Utkarsh Ambudkar) abandonaron Nueva York para mudarse a una enorme y vetusta casa de campo heredada de sopetón. ¿Su idea? Convertirla en un hotel campestre. Para ello tendrán que convencer a sus huéspedes más antiguos: una baronesa y familiar lejana de la nueva propietaria, una cantante de jazz que tuvo su momento de gloria durante la prohibición, un vikingo que solo habla de arenques, un miliciano de la guerra de la independencia, una hippie aficionada a los alucinógenos y un optimista explorador asesinado por el flechazo por un niño scout. “Me gustaría que apareciese un detective noir de los ’40, podría ser entretenido”, asegura la actriz antes vista en iZombie. Todos perecieron en esa finca y Sam estuvo a punto de hacerlo. Gracias a un tropezón en las escaleras, la mujer adquirió la habilidad de charlar con los espectros que brotan de cada cuarto, sótano o ático. Emocionados ante la novedad, los finados dejarán de lado el plan de asesinar a la pareja para tratar de aprovechar la situación. “En la primera temporada, Sam tenía mucho que asimilar. Como ella no tiene parientes vivos, estaba súper emocionada con esto de acostumbrarse a una nueva familia. Trataba de complacer a todos y no le funcionó. Ahora pone límites, lo cual es bueno para su vida marital, porque no sé cuánto podría haber sobrevivido accediendo a cada demanda de los fantasmas”, cuenta la actriz.