Hubo una época en la que los equipos de Pep Guardiola eran la reversión del afamado "tiki tiki": posesión de pelota como dogma innegociable -hasta el punto de convertirse en meme-, presión alta para hacerse del instrumento y espectáculo para los espectadores, como para resumir algunos de sus atributos. Pero desde hace no tanto que el entrenador catalán se volvió un tanto más pragmático. Quizá por los sucesivos reveses que fue sumando en la Champions League con el correr de sus años en el Manchester City... O quizá porque maduró, porque todo cambia o simplemente quiso innovar.