Volver al lugar donde se fue feliz siempre implica un riesgo –o varios– y Justina parece intuirlo apenas llega al pequeño pueblito patagónico de Puerto Pirámides. Regresar es reencontrarse con su familia, con sus amigos, con el paisaje que la vio crecer, con el legado de su madre, fallecida hace poco, y con un viejo amor de verano, Patricio, a quien no ve desde hace mucho y que está por casarse. Tensionada entre un pasado que aún no está dispuesta a dejar atrás, un presente que parece no convencerla del todo y un futuro todavía incierto, para Justina volver quizás también implique descubrir quién es y quién quiere ser.