La aventura de Kleo (estreno de Netflix el pasado viernes) se inicia hacia 1987 con el accionar de una jovencísima y mortífera espía de la Stasi. Período y personaje, derivados de otras producciones como Deutschland 83 y Killing Eve. La primera por el ritmo que imprimen personajes salidos de la RDA durante los estertores de la Guerra Fría. La segunda por el encanto de la protagonista, una chica que cambia de nombres y pelucas, tan sádica como juguetona en su faena. Autoconsciente, retromoníaca y con una un perverso sentido del pop, así es la última empresa del kraut audiovisual en formato seriado que estrena la N roja tras el enorme rédito de propuestas como Dark, How To Sell Drugs on line y Perros de Berlin, entre otras.