Enver Hoxha proclama la República Popular de Albania. Se termina la monarquía en el país más pobre de Europa, que integrará desde entonces el bloque socialista. Con una particularidad: Hoxha, que será jefe de Estado hasta su muerte en 1985, no renunciará al stalinismo. Tras la muerte de José Stalin, en 1953, el líder albanés será el último stalinista ortodoxo y evitará todo tipo de revisionismo.