Coescrita y dirigida por la debutante Domee Shi, ganadora de un Oscar por su cortometraje previo Bao, Red ofrece una mirada fantasiosa sobre una edad compleja y difícil, y una escena temprana enlaza el hecho fantástico con la menarca, otro posible disparador de la vergüenza. Sobre todo cuando Mamá Ming (la voz le pertenece a Sandra Oh) anda persiguiendo a su hija por el patio del colegio con varios paquetes de toallitas íntimas. El monstruo es grande y pisa fuerte, pero Meilin está decidida a tomar el control –si respira profundo y se calma, su cuerpo vuelve a adoptar características humanas–, aunque la madre sabe que el panda terminará ganando la batalla de no realizarse un ritual centenario. Con algo de relato de lobizones y varios guiños a las sagas de kaijus (los monstruos gigantes japoneses, con Godzilla a la cabeza), Red vuelve a cumplir con la marca de fábrica de Pixar: contar una historia diáfana en su estructura, de ritmo velocísimo y con un sentido del humor constante que incluye varias docenas de gags precisamente ejecutados.