Hay jugadas que marcan para siempre la carrera de los deportistas, para bien y para mal. En el básquet, una de las acciones que cada tanto se repite y se inscribe en la categoría de recuerdos ingratos es el garrafal error de pedir un tiempo muerto cuando el equipo ya no tiene, lo que deriva en un tiro libre y posesión para el rival. Esta vez le tocó al ya legendario base de los Golden State Warriors, Stephen Curry, a quien se le cruzaron los cables en el cierre de un partido crucial ante los Sacramento Kings por los playoffs de la NBA y casi le cuesta el triunfo a los suyos. A falta de 42 segundos para el final y con los Warriors arriba por 5 puntos para intentar igualar la serie a dos triunfos por lado, Curry se vio acorralado por dos rivales y optó por no arriesgar a perder la pelota en campo propio, por lo que pidió un tiempo muerto. Al tratarse del jugador que cambió el juego en este siglo por su habilidad para tirar de larga distancia, ni los comentaristas del partido sospecharon del yerro que había cometido el cuatro veces campeón de la NBA.