“Estoy aprendiendo magia para contarles historias a mis nietos, porque los trucos de magia te permiten contar historias”, dice Zew. A punto de cumplir 80, tiene un montón de historias para contar. Como el hecho de haber nacido en la isla de Rodas, cuando sus padres, huyendo del nazismo, estaban en viaje de Polonia a Palestina. De haberse criado en un campo de prisioneros en Italia y haber viajado después por toda Europa con ellos, en busca de un lugar donde instalarse. Como para tantos emigrantes europeos, ese lugar se llamó Buenos Aires. Zew ayudaba al padre en un negocio de telas en el Once cuando llegó un vendedor de libros con los 22 tomos de las Obras completas de Freud, en la traducción de López Ballesteros. Zew se fascinó, estudió Medicina, se especializó en Psiquiatría… Hoy recuerda, porque “el olvido es la desvitalización”. Y si algo tiene Zew (José, en Argentina) es una vitalidad como de 20 años: no se dedica solo a recordar, sino a vivir el presente con intensidad.