Un gustito a poco le quedó a Racing en su empate sin goles contra Belgrano. Buscó mucho pero encontró poco, pese a que utilizó diferentes vías para quebrar el muro defensivo de los cordobeses. Intentó con el desborde del siempre inquieto Johan Carbonero, con los pases en profundidad de Maxi Moralez o Juan Ignacio Nardoni, con las jugadas asociadas por el medio, con centros al corazón del aérea y con disparos de media distancia. Justamente su mejor oportunidad en todo el partido se dio con un cañonazo de Matías Rojas. La pelota llevaba tanta violencia que pegó en el travesaño, picó en la línea, volvió a dar en el travesaño y salió. Esa jugada se dio en el mejor pasaje del equipo local sobre la mitad del primer tiempo. En ese lapso Maximiliano Romero picó magistralmente la pelota sobre la salida de Nahuel Losada y la mandó al fondo del arco, pero el VAR trazó líneas y borró las sonrisas de los hinchas. Poco más tarde Leonardo Sigali se anticipó a las manos de Losada pero otra vez el VAR intervino para marcar la mínima posición adelantada del defensor.