La película comienza en un tono medio sobrio y contenido, y termina entre lágrimas y gritos, como si cortándola por la mitad se obtuvieran dos films contrapuestos. En el comienzo, Antonio, felizmente casado con la dulce Kathy (Vikander), se encuentra, a la hora de buscar trabajo, con el inconveniente de dos estancias previas en prisión, por robo de motocicletas. El otro conflicto que debe enfrentar Antonio es que la hija de Kathy, la pequeña Jessie (Sydney Kowalske), abandonada por su padre biológico, teme volver a correr la misma suerte cuando nazca la hermana que su madre y Antonio esperan. Si bien el tono dramático está dado por este “double trouble”, en ese comienzo la película, cuyo guion también es de Chon, transcurre entre planos reposados, que transmiten sensibilidad e intimidad.