En su discurso en la Plaza Roja, Vladimir Putin subrayó que Rusia "no tiene pueblos enemigos y hostiles ni en Occidente ni en el Este" y anhela "un futuro pacífico, libre y estable". Al mismo tiempo, acusó a Occidente de olvidar lo que ocurrió cuando la Alemania de Hitlerpersiguió el dominio mundial al desatar la guerra en 1939 y advirtió de que "la ambición sin límites, la arrogancia y la permisividad desembocan inevitablemente en tragedia". "Consideramos que cualquier ideología de supremacía es por su naturaleza repugnante, criminal y mortal. En cambio, las élites globalistas siguen defendiendo su exclusividad, enfrentan a la gente y dividen a las sociedades, provocan conflictos sangrientos y golpes de Estado, siembran el odio, la rusofobia y el nacionalismo agresivo", subrayó.