Del infinito y más ya. Así fue el show que presentó Rosalía en su vuelta a Buenos Aires. Mientras los artistas de música urbana se empeñan en convertir la experiencia sonora en una situación más analógica y recargada, al no sólo sumar bailarines en escena sino también adaptar los beats creados en el estudio o la computadora a un formato grupal, la cantante española apuesta por el minimalismo. Pero ella no es reggaetonera ni hace trap: es la nueva gran bestia pop, por más que el disco que vino a presentar, Motomami, tome prestado todo lo que puede ofrecer esa cosmogonía musical. Si Madonna se cansó de buscar heredera, seguramente estos 100 minutos de espectáculo le puedan devolver la fe. Y es que la propuesta que vieron las 15 mil personas que abarrotaron en la noche del jueves el Movistar Arena (repite el viernes) se encuentra más cerca de lo performático que de lo estrictamente musical.