No tanto original como ingeniosa, Bárbaro es la nueva niña mimada del horror cinematográfico en idioma inglés, categoría cuyo receptor suele ser reemplazado cada dos o tres meses (la cosecha de miedos, para bien y para mal, nunca se acaba). Escrita y dirigida por el actor de profesión Zach Cregger, quien ya había despuntado el vicio de la dirección en dos proyectos codirigidos con anterioridad, se lanza al desarme y rearmado de varias estructuras del terror de la gran pantalla, desde la mansión con secretos ocultos al slasher ochentoso. Y lo hace, al menos durante los primeros dos tercios del relato –de los relatos sería más correcto–, con bastante gracia y una atención al crescendo poco común en las producciones del género más genéricas, valga la redundancia. Todo comienza cuando Tess (la inglesa Georgina Campbell) llega a Detroit e intenta entrar en la casa que alquiló a través de una aplicación. Sorpresa: la clave de la cajita de seguridad es la correcta, pero adentro no hay ninguna llave.