Luego de la premiere mundial en el festival Indie Lisboa y un estreno en su Córdoba natal, la nueva película de Nadir Medina –tercer largometraje a la fecha luego de El espacio entre los dos e Instrucciones para flotar un muerto– propone un viaje simultáneo al pasado y al futuro cercano (o quizás a un presente paralelo). En la carta de intención escrita especialmente por el realizador, Medina afirma que nació “en una familia con una fuerte tradición política. Mi padre, ya en 1961, pertenecía a un gremio combativo. En la revuelta de mayo de 1969 estuvo en la calle, y del 76 al 82 fue preso político de la dictadura militar argentina”, antes de explicar diáfanamente la factura e intenciones de su más reciente film: “Me gusta definir Lxs desobedientes como una película de ciencia ficción con material de archivo. La historia transcurre en una Córdoba futura, pero se mezcla con las imágenes y sonidos de las revueltas populares de fines de los ’60”. En pantalla, entonces, el Cordobazo es recuerdo y simulación futurista, reflexión sobre lo que ya ocurrió y también de aquello que podría (volver a) ocurrir.