A principio de febrero, la compañía estadounidense Remitly publicó un estudio sobre las profesiones más deseadas basándose en el volumen de búsquedas en Google en más de 200 países. A la cabeza de las preferencias, con casi un millón de búsquedas, estaba el trabajo de piloto, por delante de escritor (más de 800 mil) y muy lejos de bailarín, Youtuber y emprendedor, que con entre 180 mil y 280 mil completaron el Top cinco. Pero hasta el oficio más deseado del mundo puede ser una pesadilla, como bien lo averiguará el protagonista de este efectivo thriller llamado La extorsión. Alejandro tiene, además de la profesión soñada por millones, una hermosa azafata como esposa (Andrea Frigerio) y una de esas casas en las que podría vivir una comitiva. Su vida marcha viento en popa, entre viajes recurrentes a Europa y el respeto unánime de sus compañeros, mientras en el horizonte asoma un retiro cada vez más inminente. Pero todo cambia cuando lo contacten desde la rama de los servicios de inteligencia que opera en el aeropuerto internacional para recibir una oferta que, como diría Vito Corleone, no puede rechazar. Querría, en tanto su misión es trasladar unas misteriosas valijas de mano hasta Madrid con una etiqueta de carnes y con contenido para él desconocido y muy probablemente de dudosa legalidad. Pero, se dijo, no puede: de hacerlo, le advierte el mandamás del grupo (un Pablo Rago con bigotito digno de persona turbia), le llegará a su esposa un sobre con varias fotos de Alejandro dándole unos besos apasionados a una señorita en un auto.