Si de impacto inmediato a la hora de "volver para ser campeón" se habla, difícil obviar al Román de 2007. Cuatro años y medio después de su excursión al Barcelona, Boca se puso en gastos y trajo a su máximo ídolo a préstamo por cinco meses desde el Villarreal, donde estaba peleado con el chileno Manuel Pellegrini. No habían pasado todavía cuatro meses de su "redebut" oficial que Boca ya estaba festejando una nueva Libertadores, esta vez ante Gremio, con tres de los cinco goles de la final siendo obra y gracia de aquel Riquelme de 28 años.