La oposición y la corporación judicial se aliaron para dejar la conducción del Consejo de la Magistratura en manos de un juez y una jueza. Al supremo Horacio Rosatti, que obtuvo la presidencia del cuerpo gracias a un fallo que él mismo firmó, se suma ahora como vice la jueza civil Agustina Díaz Cordero, quien trabajó para el Ministerio de Justicia del gobierno de Mauricio Macri y llegó al organismo como representante de la lista Bordó de la Asociación de Magistrados, la más conservadora y antigobierno (o antiperonista). Desde el oficialismo varios consejeros/as cuestionaron este nuevo esquema como "un retroceso" y un intento de "garantizar impunidad" a funcionarios del macrismo que tienen causas pendientes y "mantener el statu quo". Hubo enojos desde la otra vereda, ataques y contraataques y unos cuantos reproches en la cara al cortesano Rosatti. También hubo acuerdo unánime para conformar las comisiones, aunque no fueron elegidas las respectivas autoridades.