Vladimir Putin sacó una carta que dejó a Occidente sumido en el estupor: el mandatario ruso reconoció por decreto la independencia de las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, en el Donbás. Seguidamente, Moscú ordenó el despliegue de tropas rusas en la zona para “mantener la paz” y agregó un decreto llamado “de amistad y reconocimiento mutuo” con el cual, como se trata de territorios reconocidos como “independientes”, abre la posibilidad a una intervención militar de mucha más amplitud.