El papa Juan XXIII inaugura el Concilio Vaticano II, el hecho más trascendente de la Iglesia Católica en el siglo XX. Casi 2500 obispos de todo el mundo concurrieron a Roma para las sesiones, que se extendieron hasta 1965. Pablo VI, que sucedió a Juan XXIII, fue el encargado de cerrar el Concilio, que entre otras medidas suprimió la misa en latín.