Desde su ópera prima, I pugni in tasca (1965), aparecen en la obra del piacentino Marco Bellocchio familias disfuncionales, locura en el seno familiar y suicidio. No es gratuito. Como un viaje al origen, y también como una expiación de demonios grupales, en el documental Marx puede esperar Bellocchio (81 años en el momento de la realización) convoca a los sobrevivientes de su familia para investigar, en conjunto, la génesis y desarrollo de esos hechos, al interior de los Bellocchio. El resultado es tan iluminador y doloroso como puede serlo una terapia grupal en carne viva. “El protagonista de esta película es Camillo, el ángel”, dice Bellocchio, aunque parece más apropiado pensar que Camillo es el centro (ausente) de la película, con la familia como protagonista, y Marco el narrador y a la vez actor secundario de relevancia. Hermanos mellizos, ambos eran miembros de una familia tan amplia como solían serlo las católicas muy creyentes. Siete hermanos, de los cuales dos ya no están: el mayor, Paolo, y uno de los menores, Camillo. Reciben tratamientos disímiles: mientras que Camillo es el núcleo del film, la incógnita a despejar, a Paolo, el loco de la familia, se le dedican apenas un par de referencias. Aunque su rol, como es lógico, debe haber sido importante. La película funciona, en ese sentido, como la habitación vedada que en otro tiempo las familias solían destinar a sus miembros más desajustados.