La violencia volvió a apoderarse de las cárceles de Ecuador con dos masacres en apenas tres días que dejaron 29 presos asesinados y 59 heridos. Como si fuera poco, el servicio penitenciario informó el sábado pasado que dos detenidos fueron hallados sin vida con aparentes síntomas de asfixia en una cárcel de la provincia costera de Esmeraldas. Con más de 450 presos muertos desde inicios de 2020, la mayoría de los enfrentamientos se da entre bandas criminales que disputan el control interno de los centros carcelarios ante la ausencia del Estado. Agrupaciones como el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos consideran que el laberinto carcelario podría ser incluso catalogado de genocidio, ya que el gobierno de Guillermo Lasso no pudo frenar hasta ahora las matanzas ni tampoco el ingreso de armas, municiones y explosivos a las cárceles. "Si lo vemos en términos de población per cápita, el Ecuador ya tiene la mayor cantidad de asesinados en las cárceles de América latina. De acuerdo a la normativa internacional un Estado está obligado a brindar seguridad y evitar este tipo de hechos, pero claramente el Estado ecuatoriano no está cumpliendo con sus responsabilidades", explica a Página/12 el director del Centro Andino de Estudios Estratégicos (CENAE), Mario Ramos.