No estaba muerto, tampoco de parranda. Tyler Rake (el australiano Chris Hemsworth, alias Thor) había terminado su primera Misión de rescate malherido y cayendo desde un puente al agua. Dado por muerto, auto inmolado. Pero las secuelas son así y basta con que un grupo de personas rescate al moribundo para que las cosas vuelvan a ponerse en acción. Nuevamente con guion de Joe Russo y dirección del especialista en escenas con dobles de riesgo Sam Hargrave, Misión de rescate 2 incluye la que tal vez sea la recuperación de un coma más veloz en la historia del cine. A punto de ser desenchufado de su sostén de vida, Rake abre los ojos y, luego de un intenso entrenamiento físico de algunas semanas, ya está preparado para salir nuevamente a trabajar, apoyado por su amiga y colega Nik Khan (la iraní Golshifteh Farahani). Pero esta vez es muy personal: la “extracción” que él y su pequeño equipo debe ejecutar incluye a la hermana de su ex y sus sobrinos políticos, encerrados en una prisión de Georgia (el país, no el estado) para acompañar a su violento y peligroso marido. Es que los Radiani, se dice por ahí, manejan el estado georgiano a su antojo, vinculados a cualquier negocio ilegal que se les ponga a tiro, como una verdadera familia mafiosa.