Es curioso que una revisión histórica hable a la vez tanto del presente. Fito Páez abrió el martes por la noche la impactante serie de ocho fechas a sala llena en el Movistar Arena. La excusa, si es que cabe el término en tiempos en el que la cuestión del aniversario es meneada una y otra vez, era y es el 30º aniversario de El amor después del amor, el disco-bisagra en el camino del artista. No solo por cuestiones de solidez artística -al cabo, eso Páez ya lo había mostrado en Ciudad de pobres corazones, en Ey!, en un Tercer Mundo que nadie quería editar-, sino porque vino a resituar a Fito como artista de masas. Record de ventas discográficas, la rotunda gira La rueda mágica, un Vélez en abril de 1993 y otro en diciembre a beneficio de Unicef: aquel ya lejano arranque de los '90 es algo que, efectivamente, merece ser conmemorado.