No hay mucho baile en Empieza el baile. Los movimientos corporales coordinados son, en todo caso, cuestiones de la historia en común de Carlos, Margarita y Pichuquito, pareja de tango y bandoneonista, respectivamente, que supieron forjar una relación que trascendió lo laboral para convertirse en una amistad que no logró sortear los escollos del tiempo y la distancia. Todos los recuerdos de la fama y el éxito se materializan en la cabeza de Carlos (Darío Grandinetti), que hace largos años vive en España, apenas recibe un llamado de Pichuquito (Jorge Marrale) desde la Argentina para anunciarle la mala nueva: sola, deprimida y sin contención de ningún tipo, Margarita (Mercedes Morán) se suicidó. Su viejo compañero de pistas arma las valijas para volver al terruño y dedicarle unas sentidas palabras en el velorio, donde también se reencuentra con el músico que los acompañó en giras a lo largo y ancho del mundo, el mismo que lo lleva a recorrer varios lugares propios de aquel pasado, incluyendo el lugar donde vivía Margarita.