Tokyo Vice está inspirada libremente en las crónicas no ficción en las que Jake Adelstein (también productor de la entrega) repasó sus días a finales de los ’90 y en el nuevo siglo intrigado por los bajos fondos en la capital japonesa. La entrega, sin embargo, apuesta por un relato coral. Además del gajin contratado por una publicación local, aparecen las historias del policía que conoce el pulso de la noche, la de un miembro de la yakuza con más de una cara y una escort del distrito Kabukicho con la que se vincula el reportero. Lamentablemente, Mann sólo dirigió el piloto y ficha como productor ejecutivo de esta empresa. El resto de los episodios siguen de manera más predecible los contornos de Tokio y sus vicios.